Frase que por lo menos en mi causa una sensación de honorabilidad y respeto. Cuando la expresa el Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Sergio Berni en los diferentes medios de prensa no me cae bien. Siento que no debería decirla. Ahora si tuvo el privilegio de ser soldado conscripto es otra cosa.
“Solo me arrodillo ante Dios”
Hubo una clase de soldados argentinos que no se arrodilló ante nadie, ni siquiera ante la misma muerte. Víctimas de la locura enfermiza de un gobierno de facto y ebrio, aplaudida por un pueblo eufórico que luego les dió la espalda a su regreso al continente.
Fuimos soldados…
No tuvimos la opción decidir. Fuimos e hicimos lo que pudimos y quizá un poco más. Los primeros 3 meses saltando como una bola de nervios y no como un pelotudo nervioso, fuimos «basuras», «tagarnas», «negros de mierda», «autóctonos»
Al jurar la bandera comenzaron a tratarnos mejor, al menos a tenernos en cuenta asimismo los malos momentos que vivimos no se olvidan. Por más que después brindemos juntos. No es mi caso.
Silencio y respeto
Vuelvo a esos días de 1.990 en el RI 37 de Río Mayo en un lugar por entonces olvidado de Diós cuando con mis compañeros nos arrastrábamos por la cuadra para sacarle brillo, cuando aprendimos a pararnos firmes y a saber que la patria es lo primero. Con nuestros aun jóvenes 18 o 19 años apretábamos la bronca para no reaccionar mientras nos denigraban.
Pero también nuestro pecho se hinchaba y nuestras gargantas gritaban hasta enrojecer: «A morir como un soldado» se que estábamos dispuestos. Se que nuestra esencia de riflero no nos jugaría una mala pasada.
En esos momentos observábamos en la pared de la cuadra éstas estrofas que nos acompañaban en esos días…
Cuántos recuerdos de aquel 1982 yo en el GAM6 JUNIN DE LOS ANDES VIVA LA PATRIA!!!!!!