«Separate Nely»

Es una historia que marca el nacimiento y el ocaso de un proyecto de arquero. Futbol de barrio. Cancha de tierra, arcos hechos de postes de álamo. ¿Medidas reglamentarias?  habría que imaginarlas porque vaya a saber uno si eran las correctas. Los domingos se jugaba en el «coati coati” como se decía en aquel entonces a la cancha que se encontraba en el barrio de Buena Parada. Río Colorado. El primer equipo de Nueva Estrella se enfrentaba a un combinado del Barrio Villa Mitre en este relato unilateralmente lo bautizaré «Isaura» equipo duro y complicado gente que jugaba bien, liderado por los hermanos Taboada, gente del norte de la República Argentina con genuino ADN futbolero que no vendían fácil la derrota. Mucho menos lo haría el representante local. Los jugadores no se habían concentrado como hoy se estila, en aquel entonces el bar de Doña María era la casa central de los verdes, mesa de pool, metegol, vino, gancia, cerveza, maní con cáscara, aditivos que no suman a la hora de generar mejores resultados deportivos. Llego el domingo, pasó rápido la mañana de aquel enero. Mucho calor. El carro de «Betas» estaba desde temprano en el bar. De a poco fueron llegando los jugadores porque el encuentro estaba pactado para las 16.30 hs. Un horario criminal para cualquier cuerpo que se anime a jugar al futbol de todas maneras los compromisos y los desafíos debían cumplirse no jugar será una cobardía absoluta. En esos tiempos los tibios y los cobardes no tenían lugar. El arquero del equipo de García era “Tinino” Ponce quién emulaba cualquier jugador venido desde el viejo continente, cabello enrulado, alto, espigado. En el fondo la seguridad estaba a cargo de “Bruja” Valenzuela, “Ringo” Altamiranda era uno sus puntas mas considerados en el ambiente. Lo mismo ocurría con “Fino” Melo, Abel Mena, “Nené” Schuapp. Buenos jugadores, pero a las 15.20 hs la desesperación había tomado a la dirigencia local. El guardametas se había tenido que ir al campo por trabajo, no sería de la partida. Entonces apelaron en esos momentos de incertidumbre a la figura de un joven que tenía toda la pinta, que atajara bien era la pregunta. Fue convocado intespectivamete Jose Neculman. Quien sabe quizá nunca imagino ser arquero. Estoicamente se colocó el buzo que tenía el número 12, guantes no había se atajaba sin protección. Nueva Estrella salió a la cancha. Estaba toda la hinchada presente. Podría llegar a ser una verdadera fiesta. Comenzó el partido. Dos jugadas rápidas de los contrarios 2 a 0. Neculman hacía sus mejores esfuerzos rodaba por el suelo, intentaba a veces tapar los remates como podía en el primer tiempo la diferencia era notoria 4 a 0 abajo y el pitazo del juez. Todos a los vestuarios para el local un depósito que tenía en la parte trasera la vivienda de la propietaria del bar. Para los contrarios la sombra de los tamariscos. No había sido un buen comienzo para el equipo, menos para el arquero. El fútbol que da oportunidades a veces quita. «Nely» esposa del debutante estaba presente en la cancha con dos de sus hijos. Al comienzo del segundo tiempo un centro Neculman que sale la pelota le cae a uno de los hermanos Taboada que la toma como viene. Un verdadero golazo. Entonces su propia hinchada no se lo perdonó y comenzó el griterío y las puteadas en carne viva. La mas hiriente fue la de una mujer que era una suerte de ícono de la hinchada verde conocida como “Pelela” creo que eso derrumbo mucho mas al jugador cuando a viva voz gritó : “separate Nely de este hijo de puta…”. Se hizo silencio. Después vinieron las carcajadas y las burlas. Esta situación duró poco, en una jugada de pelota detenida llego el 6 a 0 y mientras García preparaba algún cambio vino el 7 a 0. Finalmente Neculman fue reemplazado por «Miguelito» Pacheco que estaba al lado del dt pidiendo entrar hacia rato. Se paró como marcador lateral y Jose afuera mientras uno de los jugadores se puso el buzo. Una tarde gris para el combinado local a pesar del sol que quemaba, la visita se alzó con un 7 a 0. Nueva Estrella sufrió en su casa una de las peores derrotas de los todos los tiempos. El partido terminó y las actividades nuevamente se retomaron. Fue una tarde inolvidable. La pregunta que da vueltas mientras pasa el tiempo es si la responsabilidad fue del hombre bajo los tres palos o del equipo que no tuvo una buena tarde. Vaya uno a saber. Aunque si se sabe. Neculman volvió a su casa. Jamás regresó al arco de los verdes. La realidad es la siguiente. El hombre había ido al bar que también era almacén a hacer unas compras y además del encargue que le hizo su esposa, mientras lo guardaba en la bolsa de los mandados recibió la propuesta de atajar y no dudó. Ese fue el día en que podría haberse convertido en héroe al mejor estilo de Carrizo, Fillol, Goycoechea, Romero pero no sucedió. Mas allá de los gritos de la hinchada nunca se separó de “Nely», logro formar una gran familia y continua en el barrio siendo parte de la historia del deporte mas popular de los arrabales, que también merece ser contada.

 

(*) Por Milton Albariño

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