Intento describir un momento. Ahora que hay silencio. Pero no será poético, no intentare eso. Quisiera reflejar la incertidumbre que vive la gente, sobre todo en este tiempo. No sabe que es lo que pasará como tampoco quizá entiendan el rumbo que tomará el nuevo gobierno. Habrá que ver si vuelve a funcionar la resiliencia, siempre lo hizo porque no esta vez. Que pasaría si no lo hiciera. Aunque otros países han pasado por situaciones adversas el pueblo argentino está hecho de otra madera, otro material, me hace pensar en una balsa vieja. Flota siempre, aunque tal vez demasiado golpeada por el mar, pero no la hunden las tormentas. Mas allá de los discursos, más allá de los juramentos teatrales de diputados y legisladores en la calle está el pueblo, el hombre de a pie ese de todos los días que debe salir a ganarse el sustento. No entiende de leliqs o de inversiones, no sabe qué sucederá en la bolsa de Wall Street o si la austeridad será algo que intentará ejemplificar el gobierno. Aumentarán los alimentos, la canasta básica pero cuando será que eso se equipará con los sueldos, con los haberes con lo que cobra un jubilado, un docente, un empleado, tal vez la brecha se ensanche mas por lógica la desigualdad no va a frenar y continuará estratificando o dividiendo. Para aquellos señores de la burguesía actual la situación será totalmente diferente, verán de otra forma que es lo que sucede, serán tal vez testigos silenciosos de los sometimientos que deberá sufrir el pueblo. Aquellos que tendrán el honor de cumplir funciones en el campo político hablarán, expresarán en sus discursos preocupación por el que menos tiene. Dirán que están al lado del que sufre, del vulnerable, del que tiene menos. Volverán con sus caretas a ensayar mentiras, las de siempre, las que vemos en las publicaciones, las que nos han llevado a ser lo que somos hoy. Un país con recursos, pero con conducciones pésimas. Bien sabido es que cuando votamos le estamos delegando a una persona la facultad para que actué en nuestro nombre. Se apropiará de esa delegación y después se olvidará y actuará de otra manera. El interior de Argentina. Ese que miran por los recursos. Ese que tiene entre otra cuestión la energía, el agua, la minería, las extensiones de tierra vendidas a precios viles a terratenientes extranjeros. El país no es solo capital federal o el conurbano. Muchos argentinos estamos lejos de las elites, de la aristocracia, de los centros neurálgicos entonces solamente acatamos las ordenes y los decretos. Quisiera ser más optimista, escribir poemas o frases dulces pero la realidad no invita a serlo. Es tiempo de hablar con claridad y también de codificar los mensajes que nos llegan. Que no nos lleven a un sistema donde el que produce le sirve al capital y quién no se queda afuera. Una reflexión mientras el mate pierde su temperatura adecuada, mientras las horas pasan y el país espera. Recuerden la angustia, la ansiedad, el stress, las necesidades son siempre para el de más abajo, ese que enferma y muere mientras su plusvalor fue fagocitado por el sistema.
