(Por Marcial Biagetti) Los nuevos tiempos marcan la política, la oportunidad relega la coherencia, las conductas no pesan, el efectismo asegura la visibilidad que alimenta a Su Majestad las Redes Sociales. La concentración de financiamiento, poder y tecnología es quien manda, los gobiernos se perpetúan en oficialismos que aun en el error y el descrédito superviven como opciones mayoritarias.
Vaya como ejemplo el macrismo que se erige desde el desacierto como opción electoral, siempre ayudado por el kirchnerismo con su persistente estilo fracturista, soberbio e impostado que empaña rumbos rescatables que alimentaron doce años de gobierno. Pero nadie maneja la tecnología, las redes sociales y las encuestas como el gobierno nacional, un plus considerable a la hora de paridades electorales.
Esta realidad dinamitó las estructuras partidarias, lo que arrastra el sentido de pertenencia cuya primera víctima es la lealtad. Nadie se siente condicionado ni por ideologías ni convicciones. Y sin lealtad, no hay traidores, no hay culpas ni condicionamientos morales. Cuesta definirlo como un buen tiempo o un tiempo mejor.
Ya se sabe que desde siempre el hilo se cortó por lo más delgado, y mucho más en este tiempo con el panorama descripto. Desde los intereses mayores y centrales se decide todo, desde arriba hacia abajo.
Un poster de esta situación es la lista de senadores y diputados nacionales de Juntos por el Cambio en Río Negro que arrancó torcida, con el pie izquierdo desde el inicio. Se sabe que el macrismo es minoría en la Patagonia, disputa el tercer lugar en Río Negro. Mucho más luego del resurgimiento de Juntos Somos Río Negro, fortalecido por haber conservado la Provincia y envalentonado por tener a la cabeza de la lista de Senadores a Alberto Weretilneck.
Este panorama recibió el cimbronazo de la incorporación de Miguel Pichetto en la fórmula con Macri que encuentra afinidad con la necesidad de Weretilneck de repartir y componer su boleta corta con un tramo presidencial. Juntos Somos Río Negro se convierte en mayoría con votos no peronistas, muchos de ellos acumulados por el temor y desconfianza que generó el Frente Para la Victoria con Martín Soria.
Además Weretileneck tiene que gobernar un día a día complejo en lo financiero, tiene que cerrar con alguna prolijidad su ciclo para un inicio transitable de Arabela Carreras. Todo esto solo puede hacerlo con el gobierno nacional a quien le reclama el éxito de sus gestiones y le requiere la tranquilidad de ingresar al Senado.
Sin la lista del macrismo Juntos se asegura una banca en el Senado (Weretilneck). Las encuestas son auspiciosas para Juntos Somos Río Negro, la figura del actual Gobernador tiene amplia ventaja sobre sus competidores, llamando la atención su perfomance en Bariloche, pero cortar y componer boletas es otro cantar, un vallado difícil de superar.
La decisión de despegar la lista de senadores de la fórmula presidencial de Macri Pichetto se le adjudica al senador rionegrino, aunque todo indica que es una cuestión acordada entre las cúpulas macristas y radicales, o sea que el hilo se cortó por lo más delgado.
Para que no sea así hay que tener poder político genuino, de abajo hacia arriba. No aplaudir y aceptar cuando se los designa candidatos, con poder ajeno, y hacerse los ofendidos y heridos cuando se les pide ser variables de intereses superiores. Todo lo demás es actuación, de unos y otros, y en todo caso exagerar fraguadas rebeldías para conseguir alguna prebenda ocasional.
Como dicen los inmortales versos de Pablo Neruda en su obra Odas Elementales: “yo te subo y te bajo/te aprisiono en mis sílabas/te encadeno, te pongo a silbar/a derramarte en trinos/como si fueras/ un canario enjaulado.”.
Así funcionan las cosas del poder cuando la manija la tiene otro, cuando hay que pedir por favor, cuando no hay más remedio que atender las necesidades y caprichos de los que mandan, que prefieren que lloren las madres ajenas a las propias.
Por esta razón los Intendentes opositores terminan sumándose a la estrategia del gobierno provincial y la supervivencia política se coloca en la balanza frente a las convicciones y pertenencias partidarias, siendo el gran objetivo mantenerse vivos para la próxima batalla. No se trata de reprochar, sino describir una realidad que hace a la esencia del quehacer político actual. En el gran nivel, en la confección de las listas sucedieron cosas parecidas: Alberto Fernández con el dedazo de Cristina dejó mucha militancia caliente y frustrada, el Pichettazo descolocó a una parte del peronismo.
En Río Negro los dos primeros ingresan el Senado, con dos el ganador y uno para el segundo. Los diputados nacionales son tres y el tercero no debe ser duplicado por el primero. Esta es la incógnita de la elección, sumada al comportamiento de la boleta corta de Weretilneck. No se descarta que alguna de las tres fuerzas principales se quede sin la diputación nacional que hoy dan por segura.
Se trata de una elección nacional marcada por la paridad, frente a una grieta pero con estructuras provinciales terciando electoralmente como parte del mapa político que viene.