El juego posible

Imágen: Ariel Melo Campos

El siguiente escrito que como digo siempre no intenta ser un poema pretende regresar hacia una infancia muy humilde. Se ubica en un barrio quizá olvidado. En el corazón del mismo éramos felices corriendo detrás de una pelota. Por eso se los dejo para que lo observen y a lo mejor comprendan que con poco se puede ser feliz también.

El fútbol hermana, sociabiliza quita prejuicios e iguala. Algo que a veces parece como que desaparece ante la realidad que vive el mundo actual. Espero sea del agrado de todos. Confieso que está escrito desde el sentimiento.

Me crié jugando a la pelota

era uno de los pocos juegos posibles

que permite un rato «gambetear» a la miseria

que hermana

que alegra

y espera paciente pateando contra el paredón

que lleguen los pibes de a la vuelta

Los ladrillos eran arcos, las camperas, las botellas,

así crecí viendo como se esfumaba mi ilusión por ser «Bochini»

quitando de mi cabeza parecerme un poco al «Diego»

o quizá a esos jugadores que trascendieron

Ahora me quedo en el barrio

para no viajar demasiado

en las arenas del tiempo

todos los baldíos se transformaban en posibles canchitas

 entre las pichanas o en la calle se levantaban

en nuestro imaginario

los estadios mas hermosos

incluso superiores al de Wembley

para poner un ejemplo.

Zapatillas marca «Flecha», alpargatas o en patas

todos jugaban nadie jamás

fue tratado como menos.

Todavía espero el grito de mi vieja a tomar la leche

 siento el olor a torta fritas

que viene desde la casa de enfrente

rápida la merienda que en muchos casos

será también la cena.

Otra vez al picado estábamos 3 a 0!

Se te caen los mocos

te los limpiás con la manga

o te los dejás sino te molestan

¡Pegó en el palo y entró!

la saqué de la línea!

empujones, voló la primer patada

alguna piña y dos o tres «castañazos».

Otra vez se juega

sin rencores

sin violencia

la pierna fuerte siempre.

La vida después nos robó esos momentos

se fagocitó impiadosa la esencia

aunque no se llevará lo vivido

mucho menos los recuerdos

Me crié jugando a la pelota

era uno de los pocos juegos posibles

que permite por un rato «gambetear» a la miseria

que hermana

que alegra

y espera paciente pateando contra el paredón

que lleguen los pibes de a la vuelta

2 comentarios en «El juego posible»

  1. Si vieras tu barrio como está ahora con más casas , te acordás de la Nueva Estrella que jugaban detrás de la escuela hay un montón de casas y otras por terminarse , se a crecido nuestro Buena Parada

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  2. MILTON… que gusto… muy bueno el escrito… heredaste algo del viejo… de ese gran tipo que fue.. y vive en el recuerdo… como un tio mas…pq era un gran amigo de mi familia… y un hermano para los Tanos…Saludos Amigo… y te lo robo para publicarlo.

    Responder

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