A menos de una semana de su asunción, el gobierno de Alberto Fernández anunció cambios en el actual esquema de retenciones, que había implementado el ex ministro de Economía, Nicolás Dujovne, en septiembre del año pasado.
La medida llegó en un momento de altísimo nivel de comercialización de la cosecha de la actual campaña, por el temor que había al aumento de las retenciones, y que se suma a los bajos precios internacionales y al impacto que empieza a tener la falta de precipitaciones en las principales zonas productivas del país.
El malestar, en el interior productivo, es muy grande no solo por el aumento de las retenciones, sino también por el procesamiento y embargo, de los ex dirigentes de la Mesa de Enlace de 2008, luego del sobreseimiento que se había dictado en 2017
Todo esto complica el panorama a un gobierno que una vez más apuesta a que el campo aporte las divisas que se necesitan para salir de una profunda crisis económica y social. Y recordar, que todas las veces que se aplicaron este tipo de medidas, el efecto fue negativo, por la caída de la siembra y producción. Y la dirigencia rural lo marca todo el tiempo: las retenciones no incentivan la producción, sino todo lo contrario.