Una escritora desconocida. Al menos para mí. Una mujer que deja una de las obras más conmovedoras. Sara Gallardo (1931-1988). Eisejuaz. Los pasajes son en parte poéticos. Crueles. Narrados con un lenguaje entrecortado. Lisandro Vega un indio mataco cree ser elegido y comprado por Dios.
Lo cierto es que vive esta manifestación lavando copas en un hotel. Aunque suene raro es así. También Paqui o “el Paqui” se transforma en un personaje central. Despreciable. Malintencionado y maltrecho deja en este ensayo su impronta que lo hace protagonista. La novela es para leerla de principio a fin sin pausa. Atrapa. Invita al lector a la incertidumbre de poder ir mas allá al siguiente texto y luego a otro. La crudeza, los malos tratos, la discrimación que sufren aquellos que no tienen la piel del color de los “gringos” duele a los ojos de quién recorre las páginas. Aunque los mismos de su raza ven en Lisandro Vega una posible voz para que los represente no acepta. No pretende ser lider, no pretende curar aunque lo hace, no pretende más de lo que tiene aunque a veces no tiene mas que lo puesto. Al morir pide ser enterrado al lado de quién en vida fué su amigo y enemigo. Una obra que conmueve.
“Yo soy Eisejuaz, Este también, el comprado por el Señor, el del camino largo. Cuando he viajado en ómnibus a la ciudad de Orán he mirado y he dicho “Aquí descansamos, aquí paramos”. Allí mi padre, ese hombre bueno, allí mi madre, esa mujer animosa con el hijo de encargue, allí tantos kilómetros saliendo del Pilcomayo a pies hicimos por la palabra del misionero”