Este escrito no pretende ser un homenaje formal, sino una simple forma de recordar a un líder natural del fútbol de la costa atlántica rionegrina: Oscar «Tito» Pacheco. Su figura trasciende las canchas y se convierte en un símbolo de pasión, compromiso y valores.
Tito logró que el fútbol sanantoniense trascendiera las fronteras locales y fuera reconocido en toda la región. Con su carisma y su conocimiento del juego, llevó a Sportivo Ferrocarril a consolidarse como uno de los equipos más importantes de la zona. Además, en dupla con Oscar Otero, alcanzó uno de los mayores logros del fútbol local al llevar al Club Atlético Independiente a la final del Torneo del Interior en 2014. Si bien no lograron el ascenso, su participación en esta instancia marcó un hito histórico para el deporte sanantoniense.
Recuerdo sus charlas, siempre llenas de sabiduría y anécdotas. Hablaba de la importancia de formar jugadores integrales, de inculcarles valores como el compañerismo y el respeto. Pero sobre todo, se preocupaba por cada uno de sus dirigidos, tanto dentro como fuera de la cancha. Tito no solo enseñaba a jugar, sino que educaba en la vida.
Su legado se manifiesta en cada joven que hoy corre detrás de una pelota, llevando en su corazón los conceptos que él les transmitió. Más allá de los títulos y los trofeos, su mayor logro fue formar personas de bien.
En San Antonio Oeste, Tito era mucho más que un entrenador. Era un referente, un líder natural que inspiraba a toda una comunidad. Su partida dejó un vacío imposible de llenar, pero su recuerdo seguirá vivo por siempre.