Es una sensación de ausencia. La que recorre por ahora este espacio. Cuando intento escribir y a mi lado se sienta el silencio. Aunque es una comunión difícil a veces. Me permite traer a la memora algunos recuerdos. No intentaré demasiadas presentaciones. No creo que hagan falta. Digo solamente que hoy dejó este mundo Oscar “El Gordo” Otero. Sin dudas lo llorarán sus jugadores, sentirán un dolor más profundo aquellos que quisieron y quieren a Independiente. El de San Antonio. El de esta parte de la costa. El que tiene una cancha de tierra y lucha por sobrevivir. Cuando desde los escenarios más perfumados, más televisados los que mandan enquistados en el poder ni siquiera saben que existen espacios como este. Se hará silencio en la tribuna imaginaria del rojo. Para recordar a un tipo respetuoso. A un amigo de los jugadores que con cada derrota sufrió en silencio, aunque también lo vi con lágrimas en los ojos cuando el rojo ganaba ante su gente. No voy a olvidar jamás esos momentos. Porque estuve como testigo presencial de los partidos. Lo vi como a unos 30 metros de distancia estar parado al costado del banco. No conforme quizá con lo que veía porque claro. El rival juega y llovían una catarata de centros. Entonces había que salir de esa situación. Como seguro Oscar salió cada día de su vida. A pelearla. A pasar por el corralón. A controlar las obras. A ver que no falten los materiales porque si el dueño paga quiere que los plazos sean mínimos. Entonces nadie duda que conservaba ese código. La responsabilidad y el compromiso. Después el fútbol, después los entrenamientos, pensando en el domingo. Pensando en la gente que acompaña cada fin de semana. Esa adrenalina necesaria de cada técnico arraigado a sus costumbres quien sabe cuántas veces recorrió su cuerpo. Escribo como en una suerte de homenaje. Las redes hoy en día parecen obituarios. Se hacen homenajes a quienes no están o se van. Una costumbre que habría que modificar. Sé que con Otero van a tener una deuda. Mensaje para aquellos que conducen los destinos o que ocupan un cargo. Que no sea una placa de acrílico en un pasillo del palacio municipal. Eso es lo más fácil. Redactar una suerte de documento. Que quede mejor en la memoria de aquellos que queremos al deporte más popular y que se sepa. Finalizo este escrito con la gratitud de haberlo conocido, por su respeto con los medios. El fútbol tiene en el cielo otra estrella y un lugar en la mesa de las discusiones importantes para Oscar “El Gordo” Otero.