Este lunes será presentado Miguel Ángel Russo como nuevo entrenador de Boca, en lo que será su segundo ciclo. Esta vez tendrá un desafío mucho más grande: Llevar al equipo a reencontrarse con la Copa Libertadores.
Su anterior paso fue breve pero exitoso. Con Juan Román Riquelme como abandero ganó la sexta Copa Libertadores. Pasaron más de 12 años y el Xeneize no ha podido volver a levantar el trofeo. Ahora, con mucha más presión y sin tantas figuras de renombre, buscará revalidar aquella gesta.
En aquel año 2007 contaba con jugadores como Hugo Ibarra, Daniel Díaz, Clemente Rodríguez, Eber Banega, Sebastián Battaglia, Martín Palermo, Rodrigo Palacios y la estrella Juan Román Riquelme. Además, aquel equipo venía de conquistar varios títulos internaciones, entre ellos tres Copas Libertadores, dos Intercontinentales y dos Sudamericanas. El público Xeneize idolatraba a esa generación que cambió la historia del club que jugaba sin la presión de estos tiempos.
La situación es hoy en día muy diferente. La sequía de títulos internacionales y las múltiples derrotas ante River, han generado una necesidad casi obsesiva de volver a los primeros planos de América. Esto quedó en evidencia durante la gestión de Daniel Angelici, donde a pesar de haber conseguido buenos resultados, el no poder conquistar el título, dinamitó planteles de gran jerarquía.
En este contexto, Miguel Ángel Russo deberá rearmar el equipo, pero sin margen de error. Apoyarse en Riquelme y sus decisiones será fundamental ya que es el único personaje en el Mundo Boca que tiene la espalda suficiente para soportar una transición a la cual no están preparados los hinchas.
Fuente: marca.com