Convivir con basura: el futuro que no queremos

Inundaciones, enfermedades, océanos contaminados son algunas de las muchas consecuencias por no tratar lo que desperdiciamos. Es que la basura no solo termina en grandes vertederos de mal olor: tiene un impacto devastador sobre el planeta y podría ser aún peor en el futuro.

Esta es una de las conclusiones del informe del Banco Mundial “What a waste 2.0” (Los desechos 2.0), que pone el foco en la generación, recolección y tratamiento de los residuos a nivel municipal como punto de partida para luchar contra la contaminación de residuos sólidos

De acuerdo al estudio, en el mundo se generan al año 2.010 millones de toneladas de desechos sólidos municipales, y al menos 33% de ellos no son tratados. Se proyecta que la rápida urbanización, el crecimiento de la población y el desarrollo económico harán que la cantidad de desechos a nivel mundial aumenten un 70% en los próximos 30 años si no se toman medidas urgentes. Un futuro donde convivir con basura podría ser la nueva normalidad.

Pero no son solo las grandes urbes norteamericanas, europeas o asiáticas las que podrían tener este devenir. Los latinoamericanos no estamos exentos de este problema: cada uno de sus habitantes genera casi un kilo de basura por día, pero solo se recicla el 4,5% de los desechos a nivel regional. Por ello, es clave conocer el impacto de tirar algo sin separarlo o tratarlo.

A continuación, algunos datos que el informe “What a waste 2.0” destaca sobre América Latina y el Caribe en relación con la generación, recolección y tratamiento de residuos:

  • · Generación de residuos:

Se calcula que cada persona en América Latina y el Caribe genera casi 1 kilo de basura por día, unos 231 millones de toneladas de desechos anuales, de los cuales más de la mitad son alimentos.

Aproximadamente un tercio de los desechos son materiales secos reciclables (papel, cartón, vidrio y plástico, limpios y secos). Y se estima que casi un 15% de la basura que no ha sido caracterizada por los sistemas formales sea orgánica ya que proviene de zonas rurales y de bajos ingresos, áreas que tienden a generar basura húmeda y desechos verdes.

  • · Recolección de residuos:

En comparación a las tendencias mundiales, la cobertura de recolección de residuos es bastante alta para América Latina y el Caribe. A nivel urbano, alrededor del 85% de los desechos se recolectan y la mayoría de los sistemas de recolección de desechos lo hacen puerta a puerta. En países como Uruguay o Colombia, la cobertura alcanza el 95% en sus ciudades. Este número dista de la situación en áreas rurales, donde la cobertura de recolección de residuos es del 30%.

Por otra parte, el sector informal es altamente activo dentro de la región. Ya sea que se los llame cartoneros, pichacheros, pepenadores o buzos, en las ciudades grandes se estima que existe un promedio de 4.000 recicladores activos que recolectan materiales reciclables, un número que puede escalar hasta 20.000 en ciudades como São Paulo. Una suerte de ejército verde, ya que, mediante la separación, trabajan por el planeta muchas veces sin saberlo.

  • · Tratamiento de residuos:

De acuerdo al estudio, más de dos tercios de los residuos en América Latina y el Caribe se tiran en algún tipo de relleno sanitario, aunque algunos de ellos son tan solo vertederos bien manejados. Por su parte, los vertederos a cielo abierto representan alrededor del 27% de la eliminación y el tratamiento de residuos:

La buena noticia es que, en muchas ciudades de la región, están surgiendo iniciativas de reciclaje y compostaje. Por ejemplo, en Montevideo, Bogotá y Medellín se reciclan más del 15% de los residuos y en urbes como Ciudad de México y Rosario (Argentina), se compostan más del 10% de los residuos. Además, la recolección de gases en vertederos se ha convertido en el principal mecanismo para recuperar energía de los desechos en la región.

¿Valen la pena estos esfuerzos?

El informe explica que sí. Las investigaciones indican que invertir en la gestión sostenible de los residuos tiene sentido desde el punto de vista económico. Los desechos no recogidos y mal eliminados tienen un impacto significativo en la salud y el medio ambiente. El costo de abordar este impacto es muy superior al de desarrollar y poner en funcionamiento sistemas sencillos y adecuados de gestión de los desechos.

Fuente: elpais.com

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