Siempre presente en mis recuerdos. Una infancia muy humilde pero no menos feliz. La escuela enfrente de nuestra casa. Un lugar de encuentro. Aprendimos a ser felices con poco. Tal vez nada. Pero supimos del respeto también soñamos con ser granaderos. Cuantas veces quisimos ser San Martín o Belgrano.
Sonaba la campana y todos formabamos fila. Tomamos distancia. Entramos al aula. Escribimos. Dibujamos. Sumamos y restamos. Tomamos la leche o el mate cocido con pan. Reímos. Lloramos. Cantamos el himno. Después nos fuimos.
Como vivía en frente al rato estábamos otra vez los mismos. Jugando un picado en el patio. Siendo cowboys. Trepando los paredones. No había balones sintéticos apenas alguna pelota de goma o hecha con papel y medias. Ahí estaba la escuela. Ahí esta siempre firme. Llevando en alto la bandera de ceremonia.
Veo a las docentes. A la directora. A los padres. Al barrio entero sentir que late cada vez mas fuerte en el corazón de Buena Parada. La Escuela Nº 14. El orgullo que se siente haber formado parte de sus filas. No tiene precio. No se paga. No se compra. Llevo tu estandarte. Desde el corazón del barrio. Ahí donde huele a humo de hornalla y se escriben prosas en los pisaderos.
Feliz cumple querida escuela que los 120 años se multipliquen y se transformen en eternos…