El premio que le faltaba a Luís Landriscina: un libro

Por Vidal Mario. El próximo lunes 19, en la ciudad de Villa Ángela (Chaco), presentaré mi libro número 25. Justo ese día, el protagonista central de la obra cumplirá 89 años de edad.

Se trata dicho protagonista de Luís Landriscina, patrimonio cultural por excelencia de la Argentina.

El título, Luís Landriscina: un mundo de amor y de humor sintetiza a la perfección lo que éste chaqueño fue y sigue siendo, aunque ya esté alejado de los escenarios.

Por todo lo bueno, por todo el bien que ha hecho a lo largo de más de medio siglo de carrera, a éste maestro del humor nunca le faltaron, homenajes, distinciones y reconocimientos.

Escuelas, bibliotecas, plazas, paseos y escenarios del país y del extranjero llevan su nombre. Hasta un escenario de Miami (Estados Unidos) se llama “Luís Landriscina”.

Prestigiosas universidades e instituciones sociales, así como medios de comunicación de todo el país, le tributaron honores.

El único premio que le faltaba era un libro sobre su vida, pero eso también ahora ya está en camino.

En el mismo, rescato 26 poemas que había escrito antes de su resonante triunfo en el Festival de Cosquín de 1964, y que había publicado bajo el título Un chaqueño canta a su tierra.

Muchos de esos versos estaban dedicados al quebracho colorado, al hachero, y al obraje.

No podía ser de otro modo: él vino al mundo en un obraje, y en su niñez había palpado de cerca las entrañas de los obrajes y sentido en carne propia la tristeza de los hacheros.

Regalo de Reyes

El hombre que da vida a mi nuevo libro nació en Colonia Baranda, Chaco, el 19 de diciembre de 1935. Recién lo anotaron el siguiente 6 de enero, cual regalo de Reyes.

Parecía un regalo de Reyes para la cultura nacional: estaba destinado a ser el mayor cuentista argentino de todos los tiempos.

Nuestra amistad comenzó hace 23 años en un acto cultural realizado el 23 de abril de 1999 en la Universidad Sarmiento de San Miguel, provincia de Buenos Aires.

Ese día, en esa casa universitaria, presentó la primera edición de mi libro Napalpí, la herida abierta.

Desde entonces, siempre tuvo las puertas de su casa abiertas para mí, y tuvo para conmigo gestos enaltecedores tales como invitarme a ceremonias donde él era el centro.

Recuerdo dos de esos gestos: cuando la UNNE le otorgó el Doctorado Honoris Causa, y cuando la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lo declaró Ciudadano Ilustre. En ambos casos, pidió especialmente que se me invitara.

En otra oportunidad, presentó otro de mis libros en el Congreso Nacional, ocasión en que declaró: “Una de las grandes alegrías que ésta tarde me ha dado Vidal Mario es reencontrarme con dos viejos y queridos amigos: Ramón Ayala, y Dalmiro Sáenz”.

Son muchas las razones por las que siempre sentí la obligación moral de retribuirle sus atenciones para conmigo.

Lo hago ahora, rescatando del olvido aquel libro suyo, Un chaqueño canta a su tierra, recordando algunas de las más importantes confesiones que me hizo en nuestros diálogos personales y periodísticos, y rememorando historias que jalonaron su sorprendente trayectoria.

Mario Vidal es un reconocido historiador de origen paraguayo que reside en Resistencia (Argentina). Es el único escritor que logró presentar seis de sus obras en el Congreso Nacional Argentino. Su libro Napalpí, la herida abierta, que ya lleva varias ediciones, generó una demanda judicial por 116 millones de dólares contra el Estado Argentino, entablada por dos etnias aborígenes argentinas. Ha pronunciado conferencias en diversos países americanos y en España. 

Todos los meses en Revista Puente de la Comarca se pueden leer sus trabajos que son de un nivel superlativo. La entrevista será publicada en el sitio mencionado.

 

 

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