El Mandato de Incomodar: De Milagros Miceli al «Velo Oculto», la Sociología que Duele
El mundo se hizo pantalla, y la academia, aunque sea virtualmente, sigue debatiendo el pulso de lo real. Anoche, sábado 12 de octubre, nuestro grupo de estudiantes de la Licenciatura en Sociología de la UNTREF (en su modalidad virtual) se encontró para trazar la trama de nuestra disciplina. Desde las 19.00 hs, la conversación navegó por temas que nos interpelan profundamente.
La construcción academisista sin perder el contacto con el otro es nuestro motor. La teoría, sí; el rigor metodológico, por supuesto. Pero la sociología no es un ejercicio de solipsismo ni una comodidad de escritorio. La urgencia de la territorialidad “pata en piso” resonó con fuerza, recordándonos la paradoja de estudiar la realidad a distancia: aun cursando desde diferentes puntos geográficos, el compromiso es con el suelo. La ciencia que importa, la que de verdad conmueve las estructuras, exige entrar donde nadie entra, llegar donde nadie llega. Implica dar vuelta la alfombra para exponer las imbricaciones, las injusticias, el dolor y la molestia que se esconden bajo el barniz de lo cotidiano. Es el mandato bourdiesiano de «levantar el velo de lo oculto», y sabemos que esa acción nunca es agradable.
En este marco, un interrogante quedó flotando en el aire, como una asignatura pendiente de nuestra próxima reunión: ¿Cuál es el rol del sociólogo en los medios? En un ecosistema informativo saturado y polarizado, ¿somos meros comentaristas, analistas de coyuntura, o debemos ser los intérpretes rigurosos de las estructuras que sostienen ese mismo circo mediático? ¿Cómo se traduce el compromiso del campo a la pantalla o la columna de opinión?
Otro faro de la noche fue el reciente reconocimiento a la socióloga argentina Milagros Miceli por la revista TIME, destacándola como una de las 100 personas más influyentes en Inteligencia Artificial. La propia Miceli ha subrayado que este premio no habría sido posible sin la construcción de lo colectivo. Su logro es un espejo: nos recuerda que incluso el análisis más brillante y disruptivo se nutre de la colaboración, del debate constante y, fundamentalmente, de la visión crítica sobre las condiciones laborales y sociales que subyacen a los sistemas tecnológicos. Su trabajo pone el foco en los «etiquetadores de datos» que, desde la periferia, sostienen el avance del big data, un ejemplo contundente de la necesidad de mirar las tramas que nadie quiere ver.
El encuentro se cerró con una certeza: la sociología es un acto de compromiso. Es la voluntad de incomodar, de nombrar lo innombrable y de recordar que, detrás de cada dato, hay una vida, una historia, un territorio.
Si compartís esta inquietud por construir una academia que no le dé la espalda a la realidad, te invitamos a sumarte a nuestro espacio virtual.